
Nuestra Historia
Donde el asfalto tocó el alma, nació el círculo.
I. Antes del Acero
Antes de llamarnos Jinetes, éramos solo vrones rodando por su cuenta. No buscábamos iluminaciones ni excusas para escapar.Rodábamos por gusto, por disciplina, por pasión. Pero cada quien lo hacía a su modo, sin estructura, sin una causa mayor que un destino marcado por el GPS. Hasta que un día, la ruta dejó de ser un pasatiempo y se convirtió en un terreno fértil para algo más grande. Sin planearlo, sin discursos, sin estrategias de redes sociales.Una rodada, una noche, y una charla sin filtros junto al motor caliente bastaron . Ahí nació el primer círculo.No fue necesidad. Fue voluntad. Fue respeto.
II. El Primer Juramento
No hubo discursos ni títulos.
Hubo un acuerdo entre hombres.
Un pacto silencioso que no necesitó más que mirarse con firmeza y decir:
"Esto que tenemos vale. Vamos a honrarlo."
Juramos lealtad entre nosotros.
Prometimos proteger el silencio y la fuerza de la ruta.
El respeto no se pidió, se ofreció.
Así nació el escudo.
Y con él, el primer Código.
III. El Crecimiento
del Círculo
No hicimos llamados.
No buscamos cantidad.
Simplemente seguimos rodando con disciplina, respeto y fuego.
Y fue la ruta —como siempre— la que filtró a los dignos.
Algunos vieron desde lejos y se alejaron.
Otros reconocieron la señal y se acercaron con paso firme.
Las rodadas se convirtieron en ritos.
Los entrenamientos, en pruebas de temple.
Y así, el Círculo creció.
No por moda, sino por mérito.
Cada nuevo Jinete trajo consigo historia, fuerza y decisión.
Distintos orígenes. Un solo estandarte.
Una sola hermandad.
Un mismo Código.
IV. El Presente
y la Herencia
Hoy seguimos en la ruta.
A veces somos cinco. A veces veinte.
Pero el número nunca define la fuerza del círculo.
Este proyecto no es una moda ni un pasatiempo.
Es una forma de vida que se forja en cada rodada,
y se transmite con el ejemplo, no con palabras. Una forma de vida que se hereda no por apellido, sino por presencia.

La Forja
Dominio del cuerpo. Maestría sobre la montura. Espíritu templado.
Antes de rodar con otros, un Jinete debe templarse en cuerpo, mente y técnica.
​
La Forja es donde entrenamos —no para competir, sino para dominar.
Aquí no se improvisa. Se entrena con método.
​
A diferencia de otros motoclubes, cultivamos el dominio técnico en baja y alta velocidad con ejercicios progresivos: equilibrio, control y trazado deportivo.
​
Nuestro Presidente guía con el ejemplo: entrena, se perfecciona y transmite.
Cada Jinete es observado y corregido hasta que el Acero responde a su llamado.
“La verdadera libertad empieza cuando dominas tu máquina.”







